En verano: Hidratación con Agua de Mar
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Dentro de la nutrición hay que destacar el papel de la hidratación. La deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde más agua de la que ingiere, es decir cuando el balance hídrico es negativo. A menudo se acompaña de alteraciones en el balance de sales minerales o de electrolitos del cuerpo, especialmente de sodio y potasio.
El agua forma parte de la composición del cuerpo humano y es imprescindible para el correcto desarrollo de numerosas funciones vitales.
Nuestro cuerpo va perdiendo agua a través de la orina (1500ml), las heces (150ml), el sudor (350ml) e incluso la respiración (400ml) pero, es durante los meses de verano donde el calor aprieta cuando perdemos la mayor cantidad de líquidos corporales.
En un día caluroso el cuerpo puede llegar a perder más de 3 litros de agua, pero no solo eso, va perdiendo también los minerales. Cuando la temperatura ambiente es más elevada que la del cuerpo, éste suda para autoregularse. Así el organismo consigue enfriarse, pero a cambio pierde agua y minerales en el proceso.
La deshidratación que puede sufrir el organismo afecta directamente a la salud de nuestras células ya que, todas y cada una de ellas se nutren de un líquido extracelular o medio interno donde se encuentran los nutrientes que pasarán a la célula a través de su membrana. Este mar donde se bañan las células tiene una composición química muy parecida al agua de mar ( ley de la constancia marina). Es por ello que, no debemos olvidarnos de ingerir nuestros dos litros y medio de agua mineral y complementarlo con la ingesta de agua de mar.
El agua de mar tiene poder nutricional a nivel celular debido a su rica composición en sales, minerales y oligoelementos, de una manera orgánica y disponible. Nos permite una rápida recarga hidroelectrolítica con todos los elementos químicos necesarios para rehidratar el organismo y reponer cualquier carencia de minerales.
Hay que tener en cuenta que un gran porcentaje del organismo está compuesto por agua. Los seres humanos parecemos de carne y hueso, pero en verdad las tres cuartas partes de nuestro peso corporal es agua. El porcentaje del peso total del agua en el cuerpo humano varia entre un 90% para un recién nacido y un 60% en un anciano. Así el agua es el 85% de la sangre, el 75% del cerebro, el 76% de los músculos, el 22% de la osamenta y hasta el 99% de nuestras moléculas.
El agua se distribuye por el cuerpo entre dos compartimientos principales: dos tercios del agua corporal se encuentra en el compartimiento intracelular mientras que un tercio en el compartimento extracelular. Así podemos encontrar una falta de hidratación en dos sectores diferenciados: dentro o fuera de la célula.
En verano es frecuente la deshidratación extracelular que se manifiesta tanto a nivel digestivo, vómitos y diarreas, como a nivel cutáneo, exceso de sudación. En estos casos a parte de la pérdida de agua también se pierden muchos minerales vitales para el organismo como el sodio, potasio o magnesio. Para poder rectificar la deshidratación no solamente hay que aportar agua sino también los minerales perdidos.
La ingesta controlada de agua de mar hipertónica (30 - 50 ml.) es un elemento clave en la regulación del equilibrio hídrico del organismo, pues con la totalidad de minerales y oligoelementos permite corregir estos estados de deshidratación de una manera más óptima que si solo hidratamos el cuerpo con agua.
Por otra parte, cuando se pierde agua del torrente sanguíneo, el cuerpo puede compensar un poco las pérdidas trasladando agua de las células a los vasos sanguíneos. Pero es una solución a muy corto plazo porque puede producirse una bajada en la tensión arterial, la función cardiovascular se verá afectada por niveles más y más altos de deshidratación, con una subida de la tasa cardiaca y dificultades en el mantenimiento del volumen de sangre que el corazón transporta a los tejidos. Si el agua perdida no se repone, el cuerpo puede sufrir serias consecuencias.
La fiebre, sed extrema, falta de volumen de orina, aceleración de la respiración, confusión y alteración del estado mental que afecta tanto la función cognitiva como la coordinación son síntomas de una deshidratación en el compartimento intracelular. En estos casos la manera correcta de hidratarse será aportando mucha agua y reducir el aporte de minerales. Es por ello que, cuando rehidratamos con agua de mar la bebemos de una manera isotónica o hipotónica según el grado de deshidratación del organismo.
Pese a lo esencial que resulta, el cuerpo humano no tiene provisión para almacenar agua por lo que debe ser restituida para mantener el organismo bien hidratado. El agua de mar se presenta como un gran aliado en la perfecta hidratación del organismo tanto por el aporte de agua como por la totalidad de los minerales y oligoelementos esenciales para la vida.